viernes, 5 de septiembre de 2008

La tierra de Jesús


La tierra en la que nació Jesús era entonces, como lo fue antes y lo es aún hoy, tierra de conflictos ancestrales. La tierra que para los judíos es la Tierra Prometida es una estrecha franja de tierra el el extremo oriental del Mediterráneo.


A la izquierda, mapa de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) donde se aprecia el relieve de la tierra de Israel. A la derecha mapa donde se ubican las principales ciudades y los pueblos de Belén, donde nació Jesús y Nazaret, donde vivió su infancia y adolescencia. La franja que da al mar Mediterráneo es, en su mayor parte llanura. Hacia el este se forma una cadena montañosa de 130 km. de longitud por 30 km. de anchura y unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar y que desciende al este para formar el valle del Jordán, una depresión de unos 300 km. por los que discurre este río en la que se encuentran el lago de agua dulce llamado mar de Galilea (o lago Tiberíades) y el mar Muerto, un lago salado que se encuentra en el punto más bajo de la Tierra (400 metros bajo el nivel del mar). Más al este se alza una cordillera de rocas calizas de unos 400-500 m. de altura sobre el nivel del mar. Al norte limita con Siria y al sur con el desierto donde habitaban los beduinos. La región de Galilea fue anexionada a Israel en 102 a.C. por Aristóbulo y pronto llegaron muchos judíos para repoblarla, ya que es la zona más fértil con su clima subtropical de abundantes lluvias. Allí crecían según Flavio Josefo palmeras, datileras, higueras, olivos, nogales, etc. Se cultivaba trigo, vid y lino. En el mar de Galilea abundaba el pescado y los pescadores, entre ellos estaba Simón, luego llamado Pedro que sería la cabeza visible de la Iglesia primitiva.

El mar de Galilea. Un lugar muy relacionado con Jesús.
En tiempos de Jesús la población judía de Palestina se estima en aproximadamente 1.000.000 de personas. Fuera de Palestina debía haber por lo menos la misma cifra viviendo repartidos por todo el mundo conocido (Diáspora): Alejandría, Babilonia y la parte oriental del Mediterráneo. En tiempos de Jesús, la influencia del helenismo impregnaba todo el Mediterráneo y también los judíos se sentían influenciados por la cultura griega. Por ejemplo, la lengua de la mayoría de los judíos de la Diáspora era el griego. Y no olvidemos que la redacción definitiva de los Evangelios de Marcos, Lucas y Juan se hizo en esta lengua.
¡Y Jerusalén! La ciudad santa para las tres grandes religiones, la capital de la tierra de los judíos, centro de toda su espiritualidad y por la que aún hoy se vierte la sangre de manera tan inútil y triste.

La Jerusalén de Jesús por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Destaca la enorme mole del templo (7), la fortaleza Antonia adosada a él (8) y el palacio de Herodes donde Jesús fue juzgado por Pilato (1)
Cuando nació Jesús Palestina formaba parte del Imperio Romano, aunque gozaba de gran autonomía y tenía su propio rey, en ese momento Herodes llamado "el Grande", cuyo reinado nació en medio de guerras y crímenes y se desarrolló de manera igual de sangrienta (Herodes ordenó asesinar a casi la mitad de su familia), aunque fue un buen administrador que dejó las arcas llenas y modernizó enormemente su reino con un enorme plan de infraestructuras. Los judíos profesaban todos la misma fe, pero estaban divididos entre ellos por múltiples razones de carácter sociales, políticos, religiosos y geográficos.

Citas del Evangelio




-Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran." Marcos 3:10-12
-"Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra." Jn, 8:7.
Con estas sabias palabras respondió Jesús a la cuestión que le plantearon los fariseos sobre lapidar a una mujer que había sido descubierta en adulterio.
-"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí." Jn 14:6.
Con todas estas palabras, Jesús demostraba que era una persona muy fuerte, de carácter imponente, pero a la vez muy sensible y perdonaba a quienes pecaban mientras otros querían castigar a los pecadores.


Durante su infancia se crió con sus padres terrenales María y José en Belén. Fue bautizado en el río Jordán; más tarde fue impulsado por el Espíritu Santo hacia el desierto, donde ayunó durante cuarenta días evitando las tentaciones a las cuales intentaba someterlo el demonio. Realizó también muchos milagros en los pueblos cercanos, donde gente con mucha fe lo llamaba para sanar a los enfermos que no tenían cura, y el Señor estuvo allí y cumplió las peticiones de sus seguidores. Aproximadamente a los treinta y trés años, durante la Última Cena con sus apóstoles, fue
traicionado por Judas Iscariote, quién decidió entregarlo a los príncipes de los sacerdotes a cambio de plata. Estos lo buscaban por considerar que Jesús cometía delito de sedición contra las autoridades romanas. Lo arrestaron y fue juzgado ante el Sanedrín, luego fue llevado ante Poncio Pilato, quien no halló culpa en el Señor, por lo que dejó que la última palabra fuera del pueblo. Estos eligieron que se liberara a Barrabás, un peligroso delincuente de la época, y que se castigara a Jesús. Fue azotado con látigos, le colocaron una corona de espinas en la cabeza, lo cargaban y, finalmente, fue obligado a cargar con la cruz hasta el lugar donde moriría. Allí fue clavado en la cruz de manos y pies, hasta que ya agotado, decidió dejar este mundo para pasar al Reino de los Cielos junto a su Padre. Su cuerpo fue trasladado a un sepulcro, donde estuvo tres días hasta que resucitó; salió al pueblo a dar la Buena Noticia y luego ascendió en cuerpo y alma a los Cielos junto a su Padre.

Un hombre similar a nosotros: JESÚS.



Hablando de Jesús como hombre similar a nosotros, era una persona muy humilde, que trabajaba de carpintero para ganarse la vida (aunque siendo hijo de Dios nunca le faltaría nada), pero la mayor parte de su tiempo se dedicaba a predicar la Palabra de su Padre; salía al pueblo y comenzaba a hablar, a su alrededor se juntaba la gente para escucharlo, esa gente que con mucha fe creía en que Él realmente era el Mesías, que tenía un objetivo en su vida y era librarnos de los pecados. Varias veces tuvo la necesidad de enojarse cuando personas intentaban impedir que Él hablara.

¿Quién es Jesús?

Para muchas personas, Jesús fue simplemente una persona que murió en la cruz por decir que era un enviado de Dios para salvarnos de nuestros pecados. Sin embargo, esto no es tan sencillo.
Dios tuvo que soportar durante muchísimos años, y aún lo sigue haciendo, la ignorancia y el desprecio de los hombres, quienes deciden buscar la felicidad solo en cosas materiales. Esto lo llevó algunas veces a pensar con acabar con este mundo, pero siempre ganó lo más fuerte: el amor que Él siente por nosotros. Fue por este motivo que nos dio siempre una nueva oportunidad. A pesar del esfuerzo, las cosas no mejoraban por mucho tiempo, ya que los hombres terminaban finalmente en guerras, odio, rencor, desprecio, etc.
Fue entonces cuando consideró que debía hacer algo muy importante, ir más allá de la elección de hombres como Abraham, Noé y Moisés para salvar a su pueblo. Decidió hacerse hombre para vivir esta vida, para dirigir a los hombres a través de la fe de quienes creían en su Palabra, la cual dejó como herencia tras su muerte. Pero esta herencia no tiene límites, sino que está destinada a todos los hombres del mundo que estén dispuestos a escucharla y a recibirla en su corazón para así descubrir la verdadera felicidad, que no es la que dan las cosas materiales, ya que esta no es eterna, sino la felicidad del alma.
Es por eso que la religión no debe tomarse solo como una parte de la cultura, sino que la religión cristiana debe tomarse como una forma de vida, siguiendo las enseñanzas de Jesús para alcanzar esta felicidad. Los cristianos deben mantener la fe durante toda la vida y deben amar a Jesús por sobre todas las cosas, ya que lo que Él hizo por nosotros fue la muestra de amor más grande que hubo en la historia y merece un gran sentimiento de amor y agradecimiento de nuestra parte, aunque muchos no lo quieran reconocer.